Capítulo
21 (Capitulo Final)
Cuando Victoria sale elegantemente vestida con un traje largo color azul
turquesa con un escote pronunciado en la espalda y algo sugestivo al
frente. Marcos se quedó perplejo y
asombrado ante la belleza de su mujer.
Victoria al ver que Marcos apenas parpadeaba, se sonríe al saber el
efecto que causó en él.
V: Mi amor, y ¿Cómo me veo?
M: Victoria, mi amor, te ves más hermosa que de costumbre, tu belleza me
parece imposible compararla porque para cuando te crearon tus padres rompieron
el molde, eres única. No sé qué voy a
hacer cuando todos los hombres te miren, me van a dar celos. Te quiero todita para mí.
V: Mi amor, yo soy toda tuya. Y
si me vestí así, al único hombre que quiero impresionar es a ti, mi hombre
ideal. Te amo, además si de celos
hablamos, voy a tener que lidiar con las mujeres que te van a querer comer con
la mirada.
M: Victoria, con solo que estés a mi lado y marques tu terreno va ser
suficiente para que las mantengas a raya.
Además solo tengo ojos para ti.
Marcos se percata que Victoria sostenía en sus manos además de su
cartera, una cajita envuelta en papel de regalo.
M: Mi amor, y ese regalito que sostiene en las manos ¿Para quién es?
V: Marcos, este regalito es para ti, porque para mí eres el mejor
novelista del año. Me siento la mujer
más orgullosa del planeta. Y la
felicidad que siento en mi corazón es tan grande, que aunque quería dártelo
después de las premiaciones, la verdad que estoy ansiosa y quiero que veas lo
que hay adentro (entregándole el regalito).
Marcos al recibir ve que el tema del papel de regalo era de pequeños
biberones y mamaderas de bebes y con suspicacia abre la cajita y ven en ella
una prueba de embarazo utilizada y con dos rayitas azules en el resultado. Marcos dirige su mirada hacia Victoria que la
recibe con una amplia sonrisa.
V: Mi amor, vamos a ser papás.
M: ¿Cómo? (le dice asombrado y con una lágrima asomándose y corriendo a
través de su rostro).
V: Marcos, estoy embarazada.
M: Mi amor, Te amo, te amor con el alma, Victoria, me haces el hombre
más feliz del universo. Mi corazón está
a mil por hora.
Marcos levanta a Victoria dándole una vuelta para luego besarla
profundamente.
M: Victoria, ¿cuándo te enteraste?
V: Esta mañana, hace varios días he sentido algo de nauseas hacia varios
alimentos, he han dado ganas de comer helado de frutillas, cuando mi preferido
es el de chocolate. Cuando ayer se lo
comenté a Estela, ella misma, me trajo un test de embarazo para que me lo
hiciera y no fue hasta hoy que me lo hice, aún no le he dicho el resultado,
quería que fueras el primero.
M: Si no nos tuviéramos que asistir a la premiación te llevaría ahora
mismo al Fin de Mundo.
V: No te preocupes que cuando lleguemos celebramos por partida doble.
M: Victoria, no me importa si gano o no el premio, tengo a mi lado los
dos trofeos que más quiero a mi lado (poniéndole la mano sobre la panza) a ti,
el amor de mi vida, y a nuestra hija, fruto de nuestro amor.
V: Mi amor aún no podemos saber el sexo del bebé.
M: Estoy seguro que es una niña, recuerda cuando te conté sobre el sueño
que tuve donde te veía con una niña rubita sobre tus piernas con tu sonrisa, y
que sonrisa (dándole un beso).
V: Bueno, bueno (parando un poco el beso), vamos que llegamos tarde.
M: si vamos.
Ellos se fueron directo al Centro de Convenciones de Buenos Aires, donde
tendría lugar la entrega de premios.
Marcos finalmente obtuvo el premio de Escritor del Año. Luego de la actividad, fueron invitados a una
actividad post premiación, que muy gentilmente Marcos agradeció la invitación
aunque declinó, excusándose debido tenía otro compromiso.
Una vez Marcos y Victoria iban de camino, Victoria se percata que Marcos
se desvía hacia otro lugar.
V: Mi amor, ¿a dónde vamos?
M: Es una sorpresa, nos vamos de fin de semana a un lugar espectacular.
V: Me encanta tu sorpresa. Marcos
pero no vinimos preparados.
M: No te preocupes, mi amor, Estela me ayudó y te preparó una maleta con
algunas de tus pertenencias personales, aunque te aseguro que mucho no las vas a
necesitar.
V: Marcos!!!
M: Que, Victoria me muero por hacerte el amor cada instante de nuestras
vidas.
V: Sabes, me encanta tu idea.
Marcos condujo hasta una de las zonas turísticas de la costa de
Argentina, donde cada una de las villas que componen la exclusiva zona tiene
una excepcional vista al mar. La
arquitectura de cada villa le brindaba total privacidad y disfrute a cada uno
de los huéspedes que se hospedaban.
Cuando Marcos y Victoria entran por el acceso controlado hacia las
villas, el guardia le da las indicaciones de cómo llegar a su villa. Una vez Marcos estaciona su vehículo, Victoria
puede apreciar con detenimiento la maravillosa y lujosa villa que les acogerá
por todos el fin de semana.
La villa, moderna por demás, estaba totalmente equipada para brindar a
sus huéspedes, durante el tiempo que se hospedaran, las mejores vacaciones.
Para sorpresa de Victoria, Marcos había preparado un camino de rosas
rojas desde la puerta principal hacia el dormitorio principal adornado con
velas aromáticas.
V: Marcos, mi amor, este lugar es hermosísimo y romántico por demás, es
un paraíso soñado.
M: Todo para ti y nuestra princesita (poniendo una mano sobre la panza
de Victoria), lo mejor, te amo, las amo.
Si no fuera por ti, no habría ganado el premio, tú has sido mi motor
inspirador desde que te conocí.
V: Nunca dejas de sorprenderme, te amo.
M: Y yo más
Marcos agarró por la cintura a Victoria acercándola y Victoria le
acarició lentamente la mandíbula, pensando en lo delicioso que resultaba
tocarlo y comenzó un camino de besos desde el lóbulo de la oreja hacia su
cuello. Victoria comenzó a quitarle el
lazo y a desabrocharle cada botón de su camisa).
V: Marcos, hazme el amor.
Victoria se sintió completamente segura en sus brazos mientras los
labios de Marcos la buscaban con un hambre que ya no tenía que ocultar. Victoria se estremeció de todas las
sensaciones que la bombardeaban. Marcos elevaba
a Victoria a lugares insospechados, un nivel más allá de lo esperado, serán por
el ser que crecía en ella. Pero también era
el calor de su cuerpo, la caricia de sus manos sobre su cuerpo ya desnudo y sus
apasionados besos los responsables de ese sentimiento. Ambos se dejaban llevar por la fuerza y
fluidez de las emociones del gran amor que se tenían.
Ya en el cuarto Victoria le acarició los hombros, palpó los músculos de
pecho mientras Marcos se ponía sobre ella y se erguía para verla a sus ojos
para darle una sexy sonrisa que la enamoraba.
M: te amo, con todo mi ser. Me
realizas como hombre, porque el ser amado por una mujer como tú, me siento en
las nubes.
V: Marcos, mi hombre ideal, te amo y cada vez que me sonríes mi alma
explota.
Victoria jadeó al sentir la mano de Marcos entre sus piernas,
acariciándola lentamente. De pronto lo
deseaba con urgencia, sin timidez alguna, sin más demora. Imperiosamente, alzó las caderas al encuentro
de él.
M: Victoria… (las palabras de Marcos se perdieron en sus besos. Victoria no quería palabras, sino acciones. Todo resultaba vago e impreciso comparado con
la fuerza y el calor que emanaba de sus cuerpos y el ansia por tenerlo dentro. Con impaciencia, le tomó por la cintura para
llevarlo hacia ella. Una sensación
deliciosa de excitación se apoderó de ella al sentir que entraba suavemente en
su interior, llenándola.
El deseo frenético ocupó el lugar de todas las sensaciones, obligándola
a seguir su ritmo cada vez más rápido, cuyo eco se repetía en todo su cuerpo. Victoria intentó moverse con lentitud y
retrasar su respuesta, pues quería disfrutarlo...
Pero su cuerpo se estremeció en oleadas de placer mientras su mente
entraba en un mundo donde no existía lógica ni sentido común.
Poco a poco fue recuperando la conciencia tras la descarga de placer
cuando sintió que Marcos se quedaba rígido entre sus brazos y luego caía sobre
ella con un gemido ahogado.
Victoria lo abrazó, apoyando la cara en su hombro sudoroso, demasiado
cansada para moverse. Se sentía como si
no fuera a moverse nunca más. Qué raro,
se dijo mientras Marcos se echaba a un lado y la arrastraba con él para
abrazarla. Victoria se gira para ver directamente
a los ojos a Marcos.
M: Mi amor, te amo con locura, hacer el amor contigo es el momento más
sublime de mi vida y saber que hemos creado esta princesita que crece en ti me
llena de una inmensa felicidad.
V: Mi amor, tú para mí eres un ser especial y estoy segura de que serás
un gran papá.
Marcos se levanta y extrae del bolsillo de sus pantalones una cajita de
terciopelo color negro. Se arrodilla
sobre la cama frente a Victoria.
M: Mi amor, yo había querido el encargado de las sorpresas esta noche,
pero tu ganaste por mucho y me diste la mejor de las noticias, que vamos a ser
papas. Pero yo quiero que nuestra
relación se consolide y es por eso que (abre la cajita) ¿Victoria Fernández,
quieres acompañarme para siempre junto a todos nuestros hijos y casarse con su
hombre ideal?
Victoria no emitía palabra alguna, solo sollozaba y apenas podía
contestar. Hasta que por fin, se
tranquiliza un poco.
V: Marcos, claro, si, si, te amo, quiero formar contigo una gran
familia. (Victoria lo abraza y lo besa intensamente)
Marcos saca el anillo de la cajita y se lo coloca en el dedo anular a
Victoria y la vuelve a besar demostrándole todo el amor que siente por ella.
Habían pasado diez años del nacimiento de Elisa Guerrero Fernández. La jovencita era igual que Marcos la había
soñado. Tenía el pelo rubio y la sonrisa
de su mamá y los ojos picaros de su padre.
La experiencia como mamá le indica a Victoria que ya había llegado el
momento de escribir un libro. A ella le
gustaba el trabajo investigativo por lo que decide escribir sobre la crianza de
los hijos primerizos y los temores que enfrentan los padres antes su mayor
responsabilidad. Su libro fue un éxito total
por lo que las críticas la ubicaron en un lugar privilegiado entre los
escritores investigativos en Argentina.
Ante el gran éxito de Victoria, Marcos siempre era su motor y apoyo en
todo momento. La impulsaba a perseguir
sus sueños porque la felicidad y los éxitos de ella lo llenaban de mucho
orgullo. Marcos y Victoria se amaban
cada día más que el anterior y como una vez se prometieron gozaban de tener una
gran familia. Dos años más tarde de
haber nacido Elisa, tuvieron a Laura (8).
Al año siguiente la cigüeña los sorprendió por lo que Victoria estaba
embarazada nuevamente pero esta vez de mellizos (Mia y Benjamín de 7).
Todos sus hijos formaban parte de su vida. Una vida llena de amor y pasión. Una vida que comenzó con la búsqueda de las 50 características
que debe tener el hombre ideal y que poco a poco se fue reduciendo a la “El
hombre ideal es aquél a quien amas”.
FIN