Capítulo
14
¡El hombre ideal
está dispuesto a comprometerse! Cuando
ese hombre se enamora, lo siente de veras, y querrá llevarte al altar sin
dilación.
“49
Cualidades Del Hombre ideal”, Revista Hombre Real, Abril, 1964.
Marcos estaba escribiendo. Sus protagonistas acababan de pasar la noche
juntos y Marcos no sabía qué les iba a ocurrir. Todos sus otros libros acababan siempre igual:
el malo entre rejas y el protagonista y la chica desnudos en la cama, lo que le
hizo acordarse de la noche que había pasado con Victoria. Resultaba
que era más romántico de lo que creía.
Se estiró en la silla y cruzó las manos detrás del
cuello. Se sentía muy bien esa mañana. Casi había terminado el libro, y, después de
la noche que había pasado con Victoria, se imaginaba que también había conseguido
ser uno de esos hombres ideales. Sólo le
quedaba encontrar un buen final para Hunter y Bridgett.
Iba por la tercera versión cuando llegó Jaime.
J: He leído la primera parte de tu manuscrito. No está mal (dijo Jaime dejando el taco de
hojas en la mesa de la cocina). No está
mal. Un poco distinto de tu tono
habitual, pero no está mal. ¿Cuándo
estará terminado?
M: Pronto (prometió Marcos). O tal vez nunca, si no imagino un final.
J: Ya lo encontrarás (Jaime se sentó frente a Marcos a la
mesa). Pero no te agotes en la búsqueda. Pareces exhausto. ¿Has estado toda la noche despierto escribiendo
otra vez?
M: Algo así (contestó Marcos).
Había estado despierto casi toda la noche, y habían
ensayado un par de escenas. Sonrió al
recordarlo.
***Inicio del Flashback***
Cuenta Marcos:
Continué con un camino de besos desde el cuello hasta los
pies de Victoria, memorizándome de punta a punta hasta volver a sus labios,
lentamente nos fuimos entregando a nuestros sentimientos, mientras mis manos
recorrían de arriba hacia abajo una y otra vez por su espalda.
Cuenta Victoria:
El tenerlo encima mío hacia aumentar esa necesidad y
ansiedad de que nuestros cuerpos y nuestras almas se juntaran formando una
sola, algo que fuese de los dos, de una manera especial, única. Sentía en mis venas una especie de líquido
caliente que se extendía a través de todo mi cuerpo. Cerré los ojos y deje que aquellas sensaciones
me invadieran completamente, abrace fuerte a Marcos para determinar si él
estaba sintiendo lo mismo, el hundió su cara en mis pechos, alzo su rostro y
nuestras miradas se encontraron, sus ojos tenían un brillo especial, acaricio
mi mejilla con la punta de su nariz mientras me decía:
M: Te amo mi amor, sos la mujer de mi vida
En ese momento me sorprendí ante la confesión de Marcos.
Tome su rostro y busqué nuevamente su mirada.
V: Ámame, Marcos
El solo sonrió y atrapó mis labios en un beso dulce,
nuestras intimidades se rozaron haciéndonos estremecer, volvió a mirarme a los
ojos y en un movimiento casi instintivo separe un poco las piernas, el apoyo su
frente con la mía y volvió a unir nuestros cuerpos lentamente, empujó varias
veces más hasta que un gemido de placer se coló por mi garganta, me aferre a su
espalda mientras el besaba mi cuello y seguía acariciándome era un momento mágico,
lleno de placer, éramos nosotros solos, el mundo parecía haberse detenido para
vivir este amor, éramos una sola persona, nuestros cuerpos se atraían cada vez más,
el placer en mi aumentaba, Marcos, estaba en mí, podía sentirlo, podía sentir
como su amor se apoderaba de mi ser, de mi cuerpo.. estaba tocando el cielo con
las manos, cerré mis ojos con fuerza, mis uñas se clavaban cada vez más fuerte
en la espalda de Marcos, estaba en otro mundo, sentí que mi cuerpo se
revolucionaba, sentí como el amor de Marcos corría dentro de mí, perdida en ese
fuego que sentía, la adrenalina en mi cuerpo aumentó, mi sangre fluyó a toda
velocidad, mi corazón latía fuerte, sentía que explotaba, sentí algo nuevo,
algo que tal vez, ya antes había sentido, sentía que ese amor que estaba
recibiendo, de alguna manera quedaría grabado en mí, realmente sentí algo
especial..
***Final del Flashback***
Esa noche ensayarían otra, y la noche siguiente otra, y
así toda la vida. Detuvo el hilo de
pensamiento al darse cuenta de algo. No
sólo quería unas cuantas noches con Victoria. Quería pasar todas las noches de su vida con
ella. Y exactamente eso era lo que
Hunter quería hacer con Bridgett.
M: ¿Puedo preguntarte algo, Jaime?
J: Claro (una sombra cruzó el rostro de Jaime). Siempre que no tenga nada que ver con las mujeres.
M: Oh, no. ¿Ivana y tú no lo habéis solucionado?
J: No (respondió Jaime). He hecho todo lo imaginable para demostrarle
que soy su hombre, pero sigue queriendo que vayamos a ver al consejero matrimonial.
M: Bueno... (Marcos dudó un momento cómo preguntar a Jaime).
Mi pregunta tiene algo que ver con las mujeres,
pero creo que es algo que tú debes dominar.
J: Lo dudo, pero pregunta.
M: ¿Cómo te declaraste?
Jaime abrió mucho los ojos y por un momento se quedó mudo
de sorpresa. Finalmente se rió.
J: ¿Cuál de las tres veces?
El teléfono estaba sonando cuando Victoria llegó a su
apartamento.
V: ¿Sí?
E: Ya era hora de que llegaras (dijo Estela casi
histérica). ¿Dónde has estado? Estaba volviéndome loca.
V: He ido a recoger las pruebas de las fotos que hicimos
en Deportes Al Aire Libre (dijo Victoria). Tienes que verlas. No están mal.
E: No me importa. Quiero
detalles, Victoria, detalles.
V: ¿Sobre qué? (preguntó Victoria inocentemente).
E: Sobre anoche, tonta (dijo Estela impaciente). Quiero detalles sobre la investigación literaria
con Marcos.
V: Ah, eso (repuso Victoria).
Victoria tuvo que hacer un esfuerzo considerable para no
pensar en la noche que había pasado con Marcos.
V: Bueno, le ayudé con una escena del libro (añadió
Victoria).
Aunque había sido más de una. Después de la escena de la playa, habían
probado con una escena en la ducha, una escena en la cocina mientras buscaban
algo para comer y una escena de rescate realmente erótica en el sofá.
***Inicio del Flashback***
En la mañana…
Victoria estaba en la ducha y desde la cocina Marcos
escuchaba el ruido del agua del baño, se la imaginaba a Victoria bañándose
desnuda, con el agua cayendo en su cuerpo y no se pudo resistir, prácticamente
sin hacer ruido llego hasta el baño y allí la vio, de espaldas en la ducha con
el agua que caía en su cabeza y seguía en su espalda y luego seguía el
recorrido de las curvas de su cuerpo.
Marcos lentamente y sin hacer ruido se quitó toda su ropa, entrando en
la ducha acercándose un poco a ella y la tomo bruscamente de la cintura y
mordió su oreja. Ella sintió sobre su
cuerpo desnudo las fuertes manos de marcos se dio media vuelta y quedo frente a
él lo tomo de los hombros, lo miró fijamente a los ojos y lo jalo hacia ella mojándolo,
el apretó el cuerpo desnudo de su amada contra el suyo y ella ya no resistió y
lo besó , lo besó tan intensamente que ya ni el agua de la ducha pudo apagar el
intenso fuego que emitía el contacto de sus cuerpos, lo besó como nunca antes,
algo agitada y ansiosa por sentir el cuerpo desnudo de Marcos sobre el suyo y
le dijo al oído, Marcos por favor lléveme al fin del mundo...
***Final del Flashback***
E: ¿Era una escena de sexo? (preguntó Estela volviendo a
la realidad a Victoria).
V: Podrías llamarlo así, sí.
E: Sigue. Sigue. ¿Estuvo bien?
V: Estuvo genial (admitió Victoria).
E: Es tan bueno como en sus libros, ¿verdad? (preguntó Estela
con el propósito de satisfacer su curiosidad y al no oír la voz de su
amiga). Pensé que tenía que serlo. Me alegro mucho por ti. ¿Cuándo volverás a verlo?
V: No lo sé. Tenemos
una entrevista con un ortodoncista esta tarde, pero...
E: ¿Un qué? (preguntó Estela).
V: Un ortodoncista (dijo Victoria mientras comprobaba
que otra tabla del suelo se había levantado). Parece que cuatro de cada cinco mujeres
identifican a su ortodoncista con el hombre ideal.
E: ¿Pero dónde habéis encontrado a esas mujeres? (preguntó
Estela). Escucha, tengo malas noticias. Marvin pidió Volaise a la Grecque, pero no
sabía lo que era. Ni siquiera leyó la
carta. El camarero lo sugirió y él lo
pidió. La señora Grisly oyó cómo lo
pedía. ¿Te lo imaginas? ¿Quién va a un restaurante francés y pide de
esa forma?
V: Parece que Marvin (dijo Victoria). Supongo que, después de todo, la muerte de
Franklin fue un accidente.
E: Sí, debo reconocer que fue un accidente (reconoció Estela
abatida). Estaba tan segura de que
tenía razón, pero no ha sido así. Una
pena.
V: Sí, una pena (dijo Victoria con descuido).
Colgó el teléfono, decepcionada, y aliviada al mismo
tiempo. Así ya no tenía que preocuparse
de las advertencias de Marcos.
¡Marcos! Victoria se
apoyó en la encimera de la cocina y pensó en el cuerpo de Marcos y sus largas
piernas, desnudo para ella, mirándola con unos ojos llenos de pasión en el
momento en que la penetró. No era bueno
en la cama. Era genial. Pero lo que más le preocupaba era que se
estaba acostumbrando a su presencia constante en su vida.
Se dejó caer en el sofá y se puso a revisar las fotos. Había unas cuantas buenas de Angie delante de
una tienda de campaña, la ropa interior de cuero y un par de Gerald, con su
aspecto elegante y cortés tan parecido al de Brad Pitt.
¡Y tan distinto de Marcos! No había duda. Pasar la noche con Marcos había sido un gran
error y debería haber tenido más sentido común. Había
sido genial y Marcos le gustaba pero no era el tipo de hombre que ella buscaba.
No
era elegante, ni sofisticado, y creía que una tarde divertida era jugar con sus
sobrinos. No tenía sentido del gusto en decoración ni
del estilo y no sabía cómo seducir y enamorar a una mujer. Desayunaba
cereales y bebía té, y, aunque era un buen ejemplo del hombre actual, sabía muy
bien que no tenía ningún futuro con él.
Acostarse con él estaba fuera de toda lógica porque no
quería darle ideas equivocadas. Además, los hombres como él no eran maduros y
no pensaban en el compromiso. Sin
embargo, sería mejor que pusiera fin a aquello ya, antes de darle ideas.
Cuando Marcos llegó a recogerla para ir a la entrevista
con el ortodoncista, Victoria ya tenía preparado el discurso de despedida. Había
roto con muchos hombres y sabía cómo hacerlo, pero debía tener cuidado de
mostrarse diplomática. Algunos de esos hombres se habían mostrado
sorprendidos de que quisiera cortar con ellos, otros se habían mostrado
irritados, y el resto aliviados. Pensó
inconscientemente que eso sería lo que ocurriría con Marcos. Estaba concentrada en que era lo mejor.
Pero casi cambió de idea al verlo entrar por la puerta de
muy buen humor, vestido para hacer la entrevista, increíblemente atractivo.
M: Hola (saludó al entrar, dirigiéndose hacia ella para
darle un rápido beso que Victoria trató de no disfrutar). ¿Cómo van las cosas por aquí? ¿Qué se ha roto esta vez?
V: Nada (dijo ella esforzándose por sonreír). Todo funciona perfectamente. Escucha, he cambiado la cita con el
ortodoncista. Está libre mañana por la
tarde, si te viene bien.
M: Claro. Así
tendré todo el día para lavarme los dientes (dijo con una sonrisa que
rápidamente se congeló al mirarla). Estás
pálida. ¿Te ocurre algo?
V: N…no exactamente. He estado pensando.
M: Yo también (dijo Marcos), y creo que deberías traerte
ropa limpia. Mañana tenemos cita con el
hombre del tiempo por la mañana temprano.
V: No creo que pueda hacerlo. ¿Crees que podrías ocuparte tú solo? (dijo Victoria
tragando con dificultad).
M: Supongo que sí (repuso Marcos frunciendo el ceño),
pero aun así, puedes ir a hacer lo que tengas que hacer directamente desde mi
casa.
V: No creo que sea una buena idea. De hecho, no creo que sea buena idea que
sigamos viéndonos, al menos de forma personal (dijo Victoria retorciéndose las
manos con nerviosismo).
M: ¿Qué? (preguntó Marcos atónito).
V: No creo que sea una buena idea. Me gustó mucho estar contigo pero... no
deberíamos dejar que se convirtiera en un hábito. Después de todo, sólo estamos escribiendo
juntos un artículo. Cuando lo terminemos,
también lo nuestro terminará.
M: ¿Terminará? (repitió Marcos lívido).
V: Sí (dijo Victoria aclarándose la garganta). De hecho, creo que sería mejor que
dividiéramos la lista en dos (dijo tomando un trozo de papel de la mesa del
salón). Ya tienes mucha práctica
haciendo entrevistas, así es que no creo que tengas problemas.
M: A mí me toca el ortodoncista y el hombre del tiempo (dijo
Marcos cuando leyó el papel que Victoria le había entregado).
V: Sí. Y yo me
quedo con el arqueólogo y el presidente de una empresa.
M: Crees que ellos son mejores que yo, ¿verdad? Marcos la miró con una expresión tan
sorprendida y dolida que Victoria quiso que se la tragara la tierra.
V: No, no es eso. Yo...
M: No lo estás haciendo bien, ¿sabes? (dijo Marcos metiéndose
la mano en el bolsillo y apoyándose en el quicio de la puerta).
V: ¿Cómo dices?
M: Se supone que tienes que decirme que aunque lo pasamos
bien juntos y soy una persona muy especial, crees que los dos seríamos más
felices si viéramos a otras personas. Entonces
yo estaría de acuerdo porque normalmente lo estoy (Marcos bajó la vista y la
volvió a subir para mirar, lleno de tristeza, a Victoria). Desafortunadamente, en este caso no es así. No seré más feliz viendo a ninguna otra mujer (se
encogió de hombros). Lo siento, pero no
es así.
V: Lo siento. Yo no...
M: No tienes que dar explicaciones, Victoria. Conozco bien este tipo de escenas (abrió la
puerta para marcharse). De hecho, soy
experto en ellas.
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