Capítulo
11
Un hombre ideal se
ocupa de sus finanzas. ¿No se te dan
bien los números? No te preocupes. Tu hombre maravilloso está para eso. No sólo lleva al día su economía sino que
también se ocupa de la tuya. Le gusta
hacerlo, y, admitámoslo, probablemente sea mejor que tú. Siéntate entonces y disfruta. Él lo tiene todo bajo control.
“49
Cualidades Del Hombre ideal”, Revista Hombre Real, Abril, 1964.
M: Esto es una monumental forma de perder el tiempo (dijo
Marcos saliendo malhumorado de las oficinas de Aventura Fantástica, más
disgustado de lo habitual y, desafortunadamente, más atractivo también. Para esa entrevista se había puesto unos
pantalones de vestir de azul oscuro con una camisa, aspecto informal).
Marcos había dicho que J.A. Talbot iba a ser el mejor de
todos. Tenía que ser un hombre ideal
dedicándose a todas aquellas actividades de aventura: kayak, rafting,
senderismo, pesca, camping. Esa era su
idea de la verdadera hombría.
Victoria no se había mostrado muy convencida. Por su experiencia, los hombres que
disfrutaban al aire libre eran los que pensaban que una gran cita era ir a comprar
una canoa.
El caso es que el señor Talbot no resultó ser así. Se notaba que disfrutaba estando al aire
libre, pero se había pasado toda la entrevista hablando de...
M: ¡Planes de pensiones! (exclamó Marcos). ¿Te lo puedes creer?, no hacía más que hablar del mercado de valores
y los fondos de inversión.
V: Creo que eso se llama economía. Además, a mí me ha parecido muy interesante su
plan de inversión.
M: Su plan de inversión puede que fuera interesante,
pero no se detuvo ahí. No sólo nos lo ha
contado con detalle, sino que nos ha informado sobre los planes en los que
deberíamos invertir nosotros. No sabía
si estábamos haciendo nosotros la entrevista o nos estaba vendiendo un paquete
de inversión.
A Victoria tampoco la había impactado el señor Talbot. Había estado demasiado ocupada comprobando lo
bien que olía Marcos y lo encantada que estaba de verlo de nuevo. Sólo había estado fuera un día, pero se había
acostumbrado a ir con él a las entrevistas. Y eso la incomodaba, igual que la forma en que
su cuerpo reaccionaba cuando él estaba cerca. Había decidido no dejarse llevar una vez más
por el hombre equivocado y allí estaba haciéndolo de nuevo.
V: Tiene razón, Marcos. La gente necesita tener un plan de inversión. Los hombres y las mujeres.
M: ¡No me mires con esa sonrisa petulante! Tampoco es que tú seas un ejemplo planeando
cosas.
V: No lo soy (confesó Victoria). Bastante me cuesta saber lo que tengo que
hacer cada mes. Pero no estamos hablando de mí. Hablamos del tipo de hombres que buscan las mujeres
y ellos sí cuentan con un plan de inversión.
M: Hunter no puede hacer algo así. No hay plan de
pensiones para los hombres que arriesgan sus vidas salvando al mundo.
V: Debería, al menos, pensar en ello (dijo Victoria). Los hombres de hoy en día deberían pensar en
su futuro.
Y ella también debería pensar en su futuro y empezar a
buscar ya a su hombre ideal.
Ya en la casa de Marcos…
Marcos levantó el teléfono y marcó un número.
M: Soy yo (dijo cuándo Jaime le contestó al otro lado de
la línea). Tengo que preguntarte algo.
J: Será mejor que sea algo importante (dijo Jaime). Me voy a Las Vegas en un par de horas.
M: Es importante, Jaime.
J: ¿Qué es?
M: ¿Tengo un plan de pensiones?
J: ¿Y cómo demonios voy a saber yo si tienes un plan de
pensiones? Yo sé que yo sí tengo uno pero no sé si tú lo tienes o no. Además, no es algo que yo debiera saber. Soy tu agente, no tu asesor bursátil.
M: ¿Tú tienes un plan de pensiones?
J: Pues sí, ¿por qué?
M: Bueno, no tienes aspecto de tenerlo, eso es todo (comentó
Marcos subiendo los pies a la mesa). ¿Lo
sabe Ivana?
J: Imagino que sí... al menos yo diría que sí (Jaime se
puso en guardia). ¿Por qué? ¿Crees que debería saberlo?
M: Deberías comentarlo con ella, sí. El hombre ideal tiene que ocuparse del futuro
de la pareja.
J: Eso te deja fuera del grupo de los hombres ideales (dijo
Jaime riéndose).
M: No es verdad (declaró Marcos con superioridad). Estoy pensando en matricularme en un seminario
sobre finanzas.
J: No puede ser (dijo Jaime). Nunca te han preocupado esos temas.
M: Pues ahora sí.
J: No me lo creo (insistió Jaime). No puedo creer que tú, que ni siquiera sabes
qué porcentaje de derechos de autor tienes que exigir, ni el dinero que tienes
en el banco, estés hablando de abrir un plan de pensiones.
M: No sólo estoy hablando de ello. Voy a hacerlo. Vamos a entrevistar a un asesor financiero a
finales de semana y voy a preguntarle (dijo Marcos mirando la pantalla de su
ordenador). Y le transmitiré mi interés
a Hunter también.
J: ¡A Hunter! (exclamó Jaime realmente alarmado). ¿Qué quieres decir con eso? ¡No estarás pensando en mandar a tu héroe a
estudiar!
M: Así es.
Mientras en la Casa de Victoria…
Victoria había decidido no pensar más en la escena del
beso que Marcos le había leído en voz alta. Pero al ver que no era tan fácil, decidió
llamar a Estela para que se pasara por su casa y así poder contárselo.
V: Deberías haberle oído (le confesó). Fue la escena de sexo más erótica que jamás
he oído. Recitando en un susurro... a
punto estuve de perder la cabeza y desnudarlo allí mismo.
E: Puede que no hubiera sido mala idea (dijo Estela). Habría sido un buen material para el artículo.
Victoria dejó de cortar la verdura. Claro que no habría estado mal. Probablemente habría sido genial. Así era Marcos Guerrero. Aunque estuviera interesado, y no estaba muy
segura de que así fuera, no podía acostarse con él. No era el modelo de hombre que buscaba. Sólo habría podido tener sexo con él y no le
parecía buena idea.
V: No voy a acostarme con Marcos para obtener buen
material para el artículo. Creo que ya
te lo he dicho.
E: Pensé que a lo mejor habrías cambiado de opinión. Y hablando de artículos, ¿qué has averiguado
de Gerald?
V: Que vive en una casa muy bonita (dijo Victoria). Uno de los lugares mejor decorados que he
visto nunca. Si lo hubiera visitado
cuando estaba escribiendo “En tu casa o en la mía”, habría recomendado su piso.
E: ¿Qué quieres decir? ¿No lo hiciste con él, verdad?
V: Santo Dios, no. Podría ser mi padre. Sólo hablamos de negocios (dijo Victoria cortando
el tomate en trozos pequeños para la ensalada. Bastante malo era ya que Gerald no fuera más
joven. Si pudiera encontrar un hombre
como él...). Pero no es un asesino.
E: Podría serlo (objetó Estela). Parece que tiene una casa lujosa llena de
muebles caros. Bien podría haberse
deshecho del pobre Franklin para heredar el imperio Deportes Al Aire Libre.
V: Lo dudo. La
mayoría del mobiliario lo compró de segunda mano y lo restauró él mismo.
E: ¿Eso te dijo? (preguntó Estela entrecerrando los ojos
con gesto suspicaz). ¿Y crees que
podemos confiar de su palabra?
V: Por todos los santos, Estela. ¡No voy a investigar de dónde ha sacado ese
hombre sus muebles! Estoy segura de que
no tiene nada que ver con la muerte de Franklin. Tiene demasiado buen gusto.
E: No hay ninguna regla que diga que alguien que tenga
buen gusto no podría deshacerse de su tío.
V: No hay pruebas de que quisiera deshacerse de su tío.
E: Puede que no, pero... sigo pensando que hay algo raro
en todo esto. Incluso si no hubiera sido
Gerald, podría haber sido otra persona.
V: ¿Cómo quién? (Preguntó Victoria). He hablado con casi todo el mundo y no he
averiguado nada.
E: ¿Tal vez la señora Glasier? He oído que discutieron unos días antes de la
cena.
V: Eso me dijo (repuso Victoria abriendo el frigorífico
en busca de un pepino). Pero de lo único
que discutieron fue sobre las chaquetas de la temporada de otoño. Ella quería añadir algunas más de color rosa y
él no estaba de acuerdo (Victoria se quedó mirando la hortaliza de aspecto
mustio). Creo que no arreglaron el
frigorífico. Sigue sin enfriar.
E: Creo que tienes razón con la señora Glasier. Ella pidió carne asada, aunque creía que había
pedido cordero (dijo Estela reflexionando). ¿Y qué me dices de Marvin Singleton? Del
departamento de marketing. (Victoria pensó en el delgaducho Marvin y asintió). Tal vez fuera él. Según Simón, no estaba muy contento porque a
Franklin no le gustó el nuevo eslogan.
V: Te refieres al slogan “Póntelo o te quedarás helado” (preguntó
Victoria sintiendo un escalofrío). Me lo
contó, sí. Y estoy de acuerdo con
Franklin. Aunque no creo que Marvin se
deshiciera de Franklin porque éste tuviera buen gusto.
E: Nunca se sabe cuáles son los motivos de una persona
para hacer algo así. Y no sé lo que
Marvin pidió en la cena. Dice que no lo
recuerda (Estela echó un vistazo a los platos que Victoria estaba preparando). Hablando de comida, ¿eso es todo lo que vamos
a cenar? ¿Fruta y verdura?
V: Me temo que sí. El horno se ha estropeado y lo único que sé
preparar sin cocinar es ensalada y fruta.
E: Pensé que después de todas esas entrevistas con chefs
habrías aprendido algo.
V: Pues no (dijo Victoria poniendo los platos en la mesa).
No se supone que los entrevisto para que
me den sus recetas. Las mejores recetas
sensuales es un artículo más general. Voy
a entrevistar al profesor Crenshaw en la universidad para hablar de los alimentos
que tienen un efecto psicológico en el cuerpo.
E: Bien (dijo Estela). Cuando lo sepas, puedes prepararle una cena a Marcos
y probar tú un poco.
V: ¿Qué se supone que quiere decir eso? (preguntó Victoria
mirando a su amiga).
E: Oye, tienes que admitir que es un poco extraño. Mírate, pasas un montón de tiempo a solas con
el hombre que escribe algunas de las escenas de sexo más tórridas del panorama
literario actual y no vas a aprovechar la oportunidad. Parece como si ahora sólo te importara el
trabajo.
V: Se supone que eso es lo que estamos haciendo, Estela,
trabajar (dijo Victoria sonrojándose).
Estela hizo un gesto de incredulidad y Victoria salió
hacia el salón para buscar a Matthew. Estela
se equivocaba. No necesitaba la comida
para excitarse si él estaba cerca. Y
desde luego, no hablaban de trabajo todo el tiempo. Marcos le había hablado de su familia; de cómo
su padre murió cuando él era muy joven y su madre había tenido que ponerse a
trabajar para sacarle a él y a su hermana adelante. Por eso ahora era él quien se ocupaba de ella.
Victoria también le había hablado de su
familia y de algunos de los artículos que había escrito, y de su deseo de
trabajar en un campo más serio dentro del periodismo.
Cuando entrevistaron al detective privado, Victoria le
contó las sospechas de su amiga Estela sobre la muerte de su jefe.
V: Estela quedará totalmente defraudada. Esperaba que pudiera averiguar algo de Gerald.
De ese modo Victoria le contó toda la
historia.
M: ¿Y para qué Estela necesita saber esa información? (preguntó
Marcos).
V: Me temo que si no se anda con cuidado, podría perder
su trabajo (dijo Victoria finalmente).
M: Si no tiene cuidado, podría perder algo más que su
trabajo (murmuró Marcos).
V: ¿Qué quieres decir?
M: ¿Que qué quiero decir, Victoria? ¿Tú qué crees? Estela
está buscando a un asesino y si lo encuentra, no creo que esté muy contento de
que lo descubran.
Victoria no lo había pensado. La idea de que alguien de Deportes Al Aire
Libre fuera un asesino le había parecido tan remota, que no había querido
pensar más allá de eso.
V: No hay razón para preocuparse. No ha habido ningún asesinato, así es que no
puede haber asesinos tampoco.
M: Espero que tengas razón. Los asesinos no son gente agradable
precisamente. Una vez conocí a uno y si
te digo la verdad, no era agradable (dijo Marcos sintiendo un escalofrío).
V: ¿Y cuándo has conocido tú a un asesino?
M: Hace un par de años. Estaba escribiendo Tormenta a medianoche y
quise saber cómo sería un asesino a sangre fría, así es que mi agente, Jaime,
me presentó a uno (dijo Marcos haciendo una mueca). No fue una experiencia muy divertida. Menos mal que nos conocimos a través de los
barrotes de la cárcel.
V: Eso elimina a todos los que trabajan con Estela (dijo Victoria,
que estaba empezando a asustarse). He
conocido a todos y ninguno tenía pinta de ser un asesino a sangre fría.
M: Harry tampoco lo parecía, Victoria. Tenía el aspecto de un hombre corriente. Eso era lo que más me asustó (declaró Marcos mirándola
con seriedad).
Victoria sintió que el vello de todo el cuerpo se le erizaba.
Si Estela o ella misma se cruzaran con
el asesino, necesitarían tener de verdad a un héroe como Brad Pitt cerca. Sólo esperaba conocer a uno antes de que ocurriera.
Continuará…
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