miércoles, 7 de mayo de 2014

Capítulo 18



Capítulo 18


Entonces, de improviso, Marcos bajó la cabeza y le capturó, de forma tierna, los dulces labios de Victoria con los suyos.  Poco a poco ese beso fue cambiando de tonalidad a una más pasional por lo que, tanto Marcos como Victoria reconocieron que a partir de ese momento marcaría un inicio definitivo en su relación. 

 

El contacto de la lengua de Marcos con la suya hizo estremecer de pasión a Victoria.  Ella sintió algo poderoso y sobrecogedor.  Gimió suavemente cuando él profundizó el beso.

 

Marcos le agarró las nalgas e instintivamente, Victoria se aferró a aquel poderoso y excitado cuerpo.  Cuando le rodeó el cuello con los brazos, Marcos arqueó la espalda, la levantó del suelo y la estrechó contra sí: muslo contra muslo, pecho contra pecho.

 

Por fin, cuando Marcos le soltó la boca y volvió a dejar a Victoria en el suelo, ambos respiraban entrecortado. Marcos continuó rodeándola con sus brazos y empezó a mordisquearle la garganta, el cuello y la barbilla antes de volverse a apoderar de su boca con vehemencia.

 

El la volvió a besar tierna, lenta y apasionadamente, como si dispusiera de todo el tiempo del mundo para hacerla enloquecer de pasión.  Era como una descarga que le corrió por todo el cuerpo y la hizo gemir de un placer insospechado hasta entonces.

 

Cuando él interrumpió el beso una vez más, Victoria se apoyó débilmente en su pecho pensando que, en sus veintisiete años de vida, nadie la había besado así nunca.

 

Poco a poco, Victoria recuperó la razón percatándose donde se encontraban.

 

V: Marcos (beso), mi amor, (beso) para, para, creo que no estamos en el mejor lugar para comenzar con nuestra reconciliación (le dice Victoria a Marcos aunque ella estaba completamente entregada a la pasión y al calor que emanaba de ambos cuerpos).

M: Victoria, (beso), amor, si, será mejor que paremos porque no aguanto más, y el hombre ideal sabe esperar el momento.

V: Si pero no tanto, no crees, Ja, ja, ja.

M: Vámonos ya a nuestra casa.

V: Si, vamos.

 

Marcos y Victoria se fueron a su casa, realmente ambos ya no querían perder más tiempo separados.

 

No tardaron mucho en llegar, aunque pasaron un momento por el departamento de Victoria a recoger algunas pertenencias necesarias en lo que definitivamente se mudaba a la Casa de ambos.

 

Tan pronto como entraron por la puerta de su casa, el amor y la pasión pasaron a ser los personajes principales de la noche. 

 

Sin decir nada, sin perder un segundo, Marcos le cubrió los labios con los suyos.  Profundizó el beso inmediatamente y Victoria, al instante, le rodeó el cuello con los brazos.  Marcos la estrechó contra sí, moldeando el cuerpo al de ella mientras le acariciaba la espalda.

 

Victoria gozaba de cada caricia le brindaba Marcos, contuvo la respiración al sentir la mano de Marcos deslizarse por debajo de su camisa para finalmente quitársela, le desabrochó su brassier para comenzar a masajear un pezón y chupar el otro.  Victoria gimió de placer en el momento en que su cuerpo cobró vida con esas caricias.  Recordó lo que había sentido cuando Marcos le hizo lo mismo en la cocina varias noches atrás.

 

De repente, Marcos atrapó nuevamente los labios Victoria con los suyos y, antes de que ella pudiera protestar, él le bajó el jean junto a su ropa interior para dejarla completamente desnuda.  Le acarició la garganta e, inclinándose hacia ella, bajó la cabeza.  Al momento, se apoderó de uno de sus pezones y empezó a chuparlo.

 

V: Marcos... (le dice Victoria sintiendo un inmenso placer y comenzó a quitarle la remera a Marcos).

 

Victoria cerró los ojos mientras saboreaba esos momentos con Marcos.  Gimió mientras él continuaba lamiéndole los pechos con la boca y acariciándola íntimamente con la mano.

 

M: Mi amor, quiero probar cada centímetros de tu espectacular cuerpo ahora y siempre (le dijo Marcos con la boca pegada a un seno bajando a hasta su feminidad depositando un camino de apasionados besos).

 

Victoria comprendió totalmente el significado de aquellas palabras hasta que Marcos, con suavidad, la tumbó en el sofá para quitarse a la velocidad de la luz sus jeans junto a sus boxers, quedando en igual de condiciones que Victoria.

 

La lengua de él era tan hábil como sus manos.  Sensaciones increíbles le hicieron a Victoria reafirmar la magnitud del amor que ambos sentía el uno por el otro.

 

Volvió a gritar al sentir la primera oleada de éxtasis, y continuó gritando mientras sujetaba la cabeza de Marcos contra sí y él continuaba lamiéndola mientras los temblores la hacían estremecerse.

 

Unos minutos después, cuando su cuerpo se calmó, Marcos la tomó en sus brazos, se la sentó encima y empezó a acariciarle la espalda y mirándola a los ojos le confiesa.

 

M: Victoria, te amo, mi amor por ti es tan real y en nada se puede comparar con lo que escribo en mis novelas.   Te puedo jurar que nunca pensé que una mujer me complementara en todos los sentidos y todos los aspectos de la vida. 

 

Las palabras de Marcos la enternecieron.  Pero antes de poder contestarle, Marcos acalló su respuesta con un beso.  Victoria supo en ese instante que el hombre que la sujetaba con tanta ternura también tendría siempre su corazón.

 

V: Marcos que lindo lo que me dices.  Fui una tonta al no darme de cuenta de que mi Hombre Ideal estuvo frente a mí en todo momento.

M: Pero recapacitaste.  Y eso me encanta.

 

A la mañana siguiente, Victoria abrió los ojos despacio y lo primero que vio fue a su hombre ideal durmiendo profundamente mientras recordaba la noche anterior: después de besarla, Marcos la había llevado al dormitorio, la había acostado e hicieron el amor hasta el amanecer.

 

Gimió al recordar lo que habían hecho.  Marcos había despertado en ella una increíble pasión y lo había hecho sin egoísmo, pensando en ella.  Incluso ahora, Victoria al pensar en ello el cuerpo le temblaba.

 

Lo amaba.  Y estaba completamente segura que lo amaría por siempre y más aún que sería correspondida de igual forma.

 

Continuará…

 

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